2 sept 2011

Raúl Orellana


En un país muy poco dado a reconocer sus virtudes, enquilosado en la tristeza de saberse muchas veces inferior culturalmente a los vecinos del norte, Raúl Orellana tiene todo para ser considerado en España algo así como un pionero. Como DJ Alfredo, José Padilla o Esplendor Geométrico (cada uno de su padre y de su madre), sus primeros pasos dentro del territorio nacional fueron algo inaudito, tanto para público como para el star system patrio, muy poco dado a dar respaldo al vecino de al lado y falto de tacto para abrazar nuevas propuestas hasta que no son absorbidas por corrientes mayores de pensamiento. En los casos de Alfredo y Padilla hay semejanzas que conducen al mismo lugar: el público y la mercadotecnia inglesa absorben y convierten en una marca comercializable (las etiquetas que poblaron cubetas mainstream durante unos cuantos años, balearic y chill-out, respectivamente) de gran éxito durante mucho tiempo. En Padilla, la explotación que de él se hace llega a ser hasta enojante. A Orellana nadie le ha reconocido mérito a día de hoy; el concepto a veces snob del arte que algunos tienen no lo permite, y, a pesar de haber producido el primer álbum del otrora gran productor del house David Morales,  llegar al número 2 de las listas inglesas (un hito) con Gyspsy Rythm, y remezclar cuando nadie lo hacía (Tam Tam Go, Rebeldes o Gabinete Caligari), sigue siendo un completo desconocido, en parte porque siempre me ha dado la impresión de que él mismo huye de los focos.

Studio 54 abrió sus puertas en octubre de 1980 en el antiguo Teatro Español del Paralelo, Barcelona. Sus intenciones eran claras: emular al homónimo local que unos años antes había puesto patas arriba la escena disco de la gran manzana. Fundado por Mike Hewitt, un empresario muy conocido en la noche catalana y con Teresa Gimpera como encargada de las RRPP, Studio 54 fue un referente destacado de la noche barcelonesa. No está de más recordar que su primer DJ's residente también lo era en el club de Nueva York: Riche Kaczor, mano derecha de Tom Moulton durante una etapa de desarrollo de la escena disco pos-Paradise Garage, estuvo los dos primeros años de andaduras del club a los mandos de la cabina.

En 1982, Studio 54 Barcelona sufre un bajón de público. Urgen cambios en cabina. Un jovencísimo Raúl Orellana entra en pruebas y se convierte en el disc jockey residente hasta 1994. Durante esos años, tocan en el club Depeche Mode, Duran Duran, New Order o Simple Minds entre otros. Lo que ahora conocemos como "cultura de club" es un concepto que nadie ha pensado en los años 80, de ahí que muy pocos tengan en mente todo lo que aconteció esos años en el Paralelo. Orellana se aparta poco a poco de las cabinas para dedicarse a la música desde los despachos y los estudios (A&R, director artístico, productor y un sinfín más de trabajos).

Hoy en día y muy de vez en cuando, Orellana retumba en mi cabeza al escuchar cosas como esta. "Respect".

  Capablanca & T. Keeler - No Hay Ritmo (excerpt) by Gomma



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