29 jul 2013

Larry Levan y el Paradise Garage en boca de los DJs


Larry Levan, el cual murió seis años atrás, sigue considerado uno de los DJ's más influyentes de la historia. En su pico de popularidad en el legendario Paradise Garage era lo más parecido a un Dios para las 2000 personas que iban a verle cada día, el creador de la técnica y los trucos que propulsaron el arte de pinchar a lo que hoy es. Kevin Lewis traza su historia y habla con la gente detrás del club. Todos los que sois DJ's y promotores: ¡a tomar nota!

Es hablar con cualquier productor lo suficientemente viejo como para haber estado en el Paradise Garage en su momento y escuchar como juran y perjuran que nunca hubo y nunca habrá algo como eso. Pregúntenle a cualquiera. Desde Danny Tenaglia a Dave Morales, todos le dirán lo mismo. El Paradise Garage era único. Su DJ residente, Larry Levan, era posiblemente el mejor DJ que ha estado jamás detrás de unos platos.

Desde su apertura en junio de 1977 hasta su última fiesta en otoño de 1987, el Paradise Garage fue el foco de la escena de clubes de Nueva York. El sitio donde artistas como D-Train y Loleatta Holloway querían ir a actuar. Y el sitio que gente como Mick Jagger, Stevie Wonder, Diana Ross, Grace Jones y Keith Haring elegían para salir. Era el campo de pruebas para sellos como West End, Salsoul y productores como Francois Kevorkian o el mismo Levan. Era todo esto y mucho más. Para los 2.000 habituales, Larry Levan era como Dios. Incluso etiquetaron las noches en el Garage como la "misa de los sábados." Levan hizo cosas con los vinilos que nadie más pudo o supo hacer. Contaba una historia con su música. Algunas veces volviendo a la gente loca para, minutos después, hacerlos parar para que rompieran a llorar. No había y no hay DJ como él. Un genio talentoso, tanto tras los platos como en el estudio. Hizo del Paradise Garage  la leyenda que ahora es.

"Él fue la inspiración máxima para todos los DJ's importantes en Nueva York hoy en día", dice Mel Cheren, propietario del totémico sello disco West End Records y uno de los responsables de que Levan fuera quien fue. En palabras de Judy Weinstein, directora de Def Mix: "Gente como Junior Vasquez, Frankie Knuckles y David Morales se convirtieron en DJ's por culpa de Larry. Era un tipo brillante. Un genio de verdad. Era y sigue siendo el mejor."

Larry Levan y Grace Jones. Foto: Tina Paul
Keith Haring en el paraíso
Madonna en el Garage cantando Dress You Up
Seis años después de su muerte, Levan y el Garage siguen estando en la cima del mundo de los clubes. El productor y DJ habitual del Garage, Francois Kevorkian, apunta: "la razón por la cual es tan importante es porque todo el mundo, incluidas las madres, estaban ahí cada fin de semana para comprobarlo. Era descaradamente superior a cualquier cosa que estaba pasando paralelamente. Tienes el mejor soundsystem de la ciudad, el DJ más talentoso que puedas imaginarte con vinilos que nadie más podía tener. Tenía cosas que él mismo hacía y cosas que los demás preparaban exclusivamente para él."

Y al final era mucho más que eso. Levan estaba obsesionado con la perfección. Se tiraba horas recolocando los altavoces del club hasta que el sonido fuera el ideal. A la semana siguiente volvía a cambiar la colocación para que la gente no se aburriera. "Técnicamente era un mago", dice Weinstein, el cual conoció a Levan mientras trabajaba para Dave Mancuso en una oficina de distribución de promo en NY. "Ayudó a Richard Long a crear el soundsystem para el Garage. Larry le decía a Richard lo que quería y si Richard le decía que no podía ser, Larry insistía hasta que se inventara para él. Siempre encontraba la forma de que las cosas se movieran hacia adelante."

David Depino, el mejor amigo y el DJ que siempre le hacía los warm-ups, se acuerda de su perfeccionismo a otros niveles: "Nunca quiso quedarse caducado, nunca quiso que la gente se acomodara, siempre decía: "La gente no vendrá. Tienen que darse cuenta que mañana será distinto" Y así fue. La gente nunca estuvo en un sitio acomodado. Vi noches donde todo el mundo iba de culo para que saliera todo a la perfección. Era la una en punto y podías ver a Larry atravesando la pista de baile corriendo para limpiar las seis bolas de espejos con sus manos. Se acababa el disco que sonaba y la gente seguía esperando. Ni un solo abucheo, nada de ruido, solo esperar. Cuando acabó, subió rápidamente a la cabina, puso el siguiente disco y la gente se volvió loca. Les encantaba eso. El hecho es que a pesar de que él era el DJ, se podía tirar media hora limpiando las bolas de espejos."

Una de las bolas de espejos del Paradise Garage
Produjo su música con una pasión similar. Hubo un tiempo en el que, semana tras semana, testaba nuevas versiones de canciones sólo para la gente del Garage. Algunos de esos discos tardaron cerca de un año en estar terminados. Su pasión le llevó a pinchar a tres platos con el fin de desarrollar efectos que aplicar a sus edits mientras mezclaba. Inventó, ahora un lugar común, el truco del acapella mezclado encima de una base. La comunicación con la pista de baile era su principal motivación. Su mensaje era amor, esperanza, libertad y amistad universal. Las canciones eran su diálogo con el público. Era incluso capaz de dejar espacios en ciertas partes de la noche. Así pues, si pinchaba tres canciones seguidas que trataban sobre música, la siguiente era sobre libertad, haciendo una pequeña pausa para soltar un efecto.

La presentación musical y el entretenimiento de su público era primordial. Usaba videoclips en una gran pantalla para acentuar la importancia de ciertos discos y, conforme la noche avanzaba, actualizaba sus platos con cambios de aguja para mejorar la experiencia. "Construía sesiones con historias que iban de un lado a otro", dice Kevorkian. "No estoy diciendo que sólo pinchara canciones con vocales, pero había un concepto que él mismo estudió, desarrolló y practicó. Se las apañó para utilizar canciones de verdad, cuando digo canciones de verdad quiero decir eso: canciones con una voz inspiradora, no canciones con sampleados cutres repetidos 175 veces que te hacen sentir idiota. Canciones con letras de verdad. Él utilizaba esas letras para hablar con la gente. Era muy habitual para la gente en la pista de baile sentir como si te estuviera hablando a través de los discos. Y era un camino de dos vías, no sólo el del DJ diciéndote "estas son las leyes", o la gente diciendo "nosotros sólo escuchamos esto", había una energía mental articulada fluyendo de un lado a otro. Creo que él era el único que podía hacer que ese engranaje funcionara."

Esa habilidad para hablar hacia la pista de baile fue una de las principales razones por las cuales Levan sigue siendo reverenciado a día de hoy. Generó algo especial las horas que iban entre la apertura los sábados por la noche hasta que el club cerraba el domingo por la tarde, algo que hizo que la gente acudiera cada sábado religiosamente semana tras semana.

"Había entre 1000 y 1200 personas bailando en comunidad cada sábado", continua Kevorkian, "compartiendo sus energías juntos con la música. Cantando las canciones y moviendo los labios en cada estrofa. Hoy en día veo 1200 personas en la pista y cada una está metida dentro de su pequeño espacio mental, aislados de los demás la mayor parte del tiempo. A veces los clubes se animan, pero nunca al nivel del Garage. Siento decir esto, pero si no lo has visto, no lo puedes entender. Es como si me dijeras que has visto una bicicleta y yo te dijera que he visto carreras de coches y cohetes. Es un mundo totalmente distinto." "Si había 2000 personas cada sábado por la noche" añade Depino, "al menos 1000 se conocían entre ellos de nombre. Siempre era lo mismo, año tras año."

Sin embargo, la cosa que hizo realmente distinto a Levan del resto de DJ's y que sigue haciéndole a día de hoy especial fue que la gente lo quería. No como una figura heroica. Amaban el Levan persona. Les fascinaba que parara la música media hora para ponerse a limpiar las bolas de espejos. Amaban que las noches en las cuales sólo era obligatorio entrar con el carnet de socio, cuando Michael Brody, el propietario, hacía entrevistas a los que querían sacarse el carnet, Levan abría la puerta trasera y dejaba pasar a la cola y pinchaba los discos de la semana para ellos. Amaban el hecho de que cuando Levan ponía un disco podían ir corriendo a la pista y unirse a la fiesta. Amaban que su pasión por la fiesta fuera total y absoluta y que, a veces, se volviera completamente loco.



"Un día el propietario del club hizo un brainstorming", recuerda Weinstein: "trató de hacer del espacio un club gay exclusivamente para blancos. Para ello apartó a Larry tres semanas del Garage. Éste se quedó alucinado. Lo siguiente fue ver a Larry mordiéndole la pierna, no es broma. Fue un momento bastante traumático. Al poco las noches volvieron a ser de Larry. Imagino que Brody no quería ser mordido otra vez."

Harvey, el residente de Ministry Of Sound cuando Levan pinchó allí en 1991 recuerda un tono de locura similar: "un día Larry vino a mi casa dando saltos. Solía hacer eso cuando estaba contento: gritaba, sonreía y brincaba. "Lo tengo. Lo encontré. Es este, Harvey. Tienes que venir conmigo. He encontrado esta tienda: tienen la mejor ropa de esta ciudad. ¿Vendrás conmigo a verla?" Así que salimos y enfilamos dirección Croydon, hacia una tienda con un rótulo que rezaba "Todo por menos de 20$." Compró la mitad de la tienda para llevarse el material a NY. Compró cosas como tejanos desgastados con piedra, grises por detrás, y rojos por delante y chaquetas con tachuelas en los hombros. Estaba en la luna, a mí me pareció muy divertido."

Como sala, el Paradise Garage era un sitio impresionante. Un parking reformado situado en el 84 de King Street en el área del Soho, en Manhattan, con sala de cine, vestuarios y ropero, dos espacios para relajarse (uno de ellos sin música) y una terraza-jardín que abría en verano. La capacidad máxima era de 4000 personas. Construir la sala llevó bastantes meses, desde enero del 77 hasta que abrió a pleno rendimiento hacia finales del 78. Levan y Michael Brody vivieron durante ese tiempo en el Garage. Sea como fuere, lo que hizo del Garage algo fuera de lo común fue la forma en la que se gestionó. Desde el principio nunca fue tomado como un negocio al uso. La cosa iba de bailar. Simple y llanamente. Eso es lo que lo convirtió en algo realmente exitoso.

Michael Brody
"Esto no era como los clubes manejados por promotores de mente estrecha que vemos hoy en día", explica Kevorkian. "Esto era acerca de alguien que dijo: "le doy este dinero a esta gente. Déjales hacer lo que yo creo que pueden hacer porque sin duda tienen ese talento y vamos a ver qué hacen con ello." Eso es lo que hizo Mel Cheren. No había nadie dentro pensando "¿cómo puedo ahorrarme dinero? ¿Cómo puedo atraer a más gente? ¿Cómo lo hago para vender más bebidas? Era un verdadero club privado. En otras palabras: si no tenías el carnet de socio no podías entrar. Nos importa un pimiento si tienes dinero. No vengas, esto es un club privado. Una 'house party'. Es una 'house party' con 2000 personas, sí. La casa es grande."

Desde el día que abrió hasta el día que cerró, el Garage siguió esa máxima. Era una fiesta. Y el sentido de esa fiesta era bailar. Había allí el mejor soundsystem que el dinero podía comprar. El mejor equipo de luces para disfrutar de la experiencia de bailar, no para asistir a un espectáculo de flashes. Había comida gratis: diez tipos de sabores distintos de helado de limón y todo tipo de fruta en verano, brownies recién hechas y donuts en invierno. El café y las bebidas refrescantes eran también gratuitas. Porque si vas a estar bailando 12 horas seguidas necesitarás cargar las pilas en algún momento. El día de acción de gracias y el de Navidad se servía pavo asado con todo detalle. No había alcohol. Si le preguntas a Kevorkian te dirá, "eso no era de lo que iba la cosa."

Sin embargo, el tema de las drogas es harina de otro costal: "seguro que había chicos que tomaron drogas", afirma Depino de forma sincera. "También había muchos que no tomaban." A pesar de todo, al principio del Garage se hacían cosas como añadir alcohol al ponche, aunque la cosa sólo duraría tres o cuatro años. El Garage se convirtió en algo demasiado grande como para hacerlo durante mucho tiempo. En cuanto la sala se empezó a llenar (3000 personas o más) había demasiados riesgos, nadie estar pendiente de eso.

Levan & Kevorkian
Pero el Garage era eso y mucho más. Hubo un tiempo en el que Michael Brody se pudo gastar 20000 dólares en un concierto de Patty Labelle. Hubo muchas más actuaciones: Chaka Khan, Gloria Gaynor, The Jones Girls o Billy Ocean. Entonces no se trataba solo de tener en el escenario a un cantante guapo con un DAT detrás, los artistas venían con una banda de 5 personas. No se trataba de contratar un gran nombre y un DJ y esperar a que los billetes llegaran. "Había algunos DJ's invitados", comenta Kevorkian. "Afortunadamente, yo tuve la suficiente suerte como para ser uno de ellos hasta que dejé de pinchar en 1983, pero no hubo grandes pagos de cachés. Sólo se trataba de gente de la casa que fue poco a poco creciendo internacionalmente gracias a que Larry estaba produciendo todos aquellos increíbles discos. No hay más."

Cuando el Garage se convirtió en un fenómeno, la gente empezó a venir de todas partes del mundo. A pesar de la popularidad la sala nunca se explotó comercialmente. "Nunca se intentó de forma descarada", añade Kevorkian. "No hubo anuncios de discos recopilatorios en la prensa ni cosas de esa naturaleza porque eso iba contra la idiosincrasia del club, que quería seguir actuando como si fuera una house party."

"Éramos muy amigos de Frankie Crocker (el programador en la famosísima emisora de música disco WBLS). Hubiéramos podido sacar tajada aprovechando eso, pero no lo hicimos." comenta Depino. De hecho le decíamos: "Frankie, no hables demasiado del club por favor. No quiero que la gente se acerque porque lo han escuchado por la radio." Es complicado imaginarse algo así hoy en día. Imagínense el Cream sin las pegatinas de coche y las chaquetas bomber. O el Ministry Of Sound sin "Dance Nation.""No hay ni por asomo nada como el Garage", prosigue Kevorkian, "sólo operaciones comerciales donde todo está preparado para ganar dinero. Sirves alcohol durante un cierto período de tiempo y echas a la gente. Recuerdo estar pinchando en el Bar Rhumba y tener a los de seguridad enfadados porque los clientes querían más música, su actitud era "no estamos ganando dinero, así que esto se tiene que acabar." Esto no era de lo que iba el Garage. Hay que entender lo básico."

La cabina del Garage
"Todos los que trabajaban ahí, desde el chico que barría el suelo hasta el responsable de la sala era gente que de verdad entendían de qué se trataba. Puedo explicar que los de seguridad quieren cobrar y que la fiesta tiene que terminar en algún momento porque la gente tiene otras cosas que hacer, pero cuando se trata de ese tipo de atmósferas nunca vas a entender de qué iba el Paradise Garage." Uno se podía tirar ahí dentro desde que llegaba hasta que se iba la última persona, así que a veces la cosa podía acabar a las 10, las 11 o las 12, nunca se sabía. Y claro, que esto ocurra durante meses, años, te permite desarrollar el concepto, la filosofía, la actitud, una forma de ver las cosas. "Para entender esto tienes que ver que no hay nada igual ahora. Y si lo hay, ¿dónde está? Dime un sitio donde la gente hace lo que le viene en gana y está en todo momento bajo control. Dime uno. Un sitio donde el DJ se ocupa de la música, donde decide quién pincha. Si él pincha la noche entera no pasa nada. Si un día no se encuentra bien llama a un amigo y le sustituye. Un sitio que pueda estar abierto las horas que quiera. Un sitio donde no se sirve alcohol y en el cual el dueño está en la pista bailando. Por favor, dame un sitio como ese."

Por increíble que fuera el Garage, tuvo que cerrar. El dueño, Michael Brody, tenía los anticuerpos. Falleció el 26 de septiembre de 1987. Esa noche, Levan cerró su sesión con ‘Where Do We Go From Here?' de The Trammps. Fue el fin de una era. Para gente como Mel Cheren significó que todos los chicos que iban al Garage y que habían sido clientes, terminaran fumando crack en las calles de NY. Nadie pudo nunca más echar su estrés fuera en la pista del Garage, donde la raza, la salud, el color o las preferencias sexuales no significaban nada. El baile, que significaba el todo, tuvo que parar.

Para Levan parece que el final del Garage marcó un antes y un después en su vida. Su adicción a la heroína y la cocaína le empezó a pasar factura. Los sellos fueron perdiendo el interés y los propietarios de los clubes no le llamaron por su fama de persona revoltosa. Levan era un rey sin su corona y, a pesar de que sabía que su condición cardíaca era delicada desde niño, siguió tomando drogas. El 8 de noviembre de 1992 Levan falleció debido a una endocarditis, una inflamación del endocardio agudizada tiempo atrás por la excesiva ingesta de drogas. "La gente debería acordarse de las cosas positivas", puntualiza Cheren. "Por supuesto que tenía un problema con las drogas, mucha gente lo tiene, pero era un genio y la gente debería recordarlo como eso, un adelantado a su tiempo."

Depino añade: "Era un mocoso, pero la gente le adoraba, Le querían porque estaba un poco colgado y era un genio. Y flipaban con el Garage, claro. Hace poco escuché a una madre contándole a su hijo lo que era el Garage. El niño iba con una camiseta del Garage y gritaba "¡mi madre solía ir al Garage, mi madre iba al Garage!" En fin. Lo echo de menos y le echo de menos. Era esa sensación de que andábamos por encima del arco iris. Todos los sábados noche."


Larry Levan y el Paradise Garage en boca de los DJs

Danny Tenaglia. "Nunca va a haber un club que se le acerque porque, para todos los implicados, era era la pasión de su vida. Desde Larry hasta el que llevaba la seguridad. El equipo de sonido lo llevaba gente muy profesional. Se revisaba semanalmente, cada altavoz, que podía ser movido en caso de necesidad, a veces varias veces en un mes. Tengo grandes recuerdos de ese sitio, ha ejercido una gran influencia en mí y en mi carrera."

David Depino. "Era un salvaje. Nadie podía pararle. Eso y la falta de normas en el Garage. Era su casa y no le hizo falta escuchar a nadie. La libertad de la que gozaba y lo bien atado que lo tenía todo hacían que algunas veces que 2000 personas bailaran como una sola. Él los hacía sentir como si estuvieran en una house party. Eso no se lo he visto hacer a nadie nunca más. Jamás."

Frankie Knuckles. "Cuando pienso en ello alucino. Las cosas podían haber sido muy diferentes. Justo antes de entrar en el Warehouse, esa gente de Chicago estaba intentando convencer a Larry de que fuera. Nunca tuvo la intención de dejar NY, se acababa de mover al Soho. De todas formas siempre se sintió un newyorker de corazón. Después de que él renunciara me llamaron a mí."

Harvey. "De alguna forma vivió su vida siendo Larry Levan, ¿entiendes? Vivió hasta llegar a ser una leyenda. Iba a tope en la música, las drogas, pinchando o lo que fuera. Era todo un apasionado. Fue bueno para él que tomara el control del sonido ya que no es que fuera el mejor empalmando dos discos, pero, eso sí, esos discos siempre iban en el orden adecuado. También era muy impresionante la forma en que movía los potenciómetros de la mesa para acentuar algunas partes de las canciones o las vocales. Trabajaba los discos usando el volumen, los bajos, los medios y los agudos. Era todo un maestro en eso."

Joe Claussell. "Cuando empezó a pinchar se convirtió en un mago a pesar de que no creo que muchos DJ's de ahora entiendan su filosofía. Todos están muy pendientes de hacer mezclas bonitas y todo eso, vigilando mucho que todo esté cuadrado y al beat, pero no tienen ni idea de cómo presentar la música delante de su público. Él era el único que les podría enseñar. Era el mejor. El hombre de los platos. Como el Miles Davis de la trompeta, el Jimi Hendrix de la guitarra o el John Coltrane del saxo."

Artículo escrito por Kevin Lewis y publicado en Jockey Slut en enero de 1998. Traducción: David G. Balasch.


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