9 ago 2010
EBM: del amor al odio
Entré en la música electrónica por la puerta de servicio, cosa no muy habitual por lo que con el tiempo he ido descubriendo con compañeros de trabajo y entusiastas. Algunos entraron al techno y el house vía Madchester (Stone Roses, no conozco a muchos que supieran más allá de ellos), otros por el camino más pop, Björk, o más techno-pop / new romantic (Depeche Mode, Human League o Soft Cell) otros, caso de Oscar Mulero u Ángel Molina, partiendo del rock gótico. Muchos, por supuesto, desde Kraftwerk. Yo elegí un camino pedregoso, muy poco habitual en los chicos de mi edad. Conozco el entorno de esa etapa de mi vida y tiene su lógica pero me saltaré esos detalles. ¿Quién no escuchaba en su momento a The Cure, New Order, Depeche Mode o Bjork? Incluso algunos de ellos llegaron a obsesionarme (tengo entre 50 y 60 12" de Depeche Mode y otros tantos de New Order comprados todos entre los 14 y los 17 años). Los canales de distribución eran un desastre comparándolos a los de ahora, y si encima vives en un pueblo y recibes las revistas entre el día 15 y 17 de cada mes hay que tener ganas y voluntad para no quedarte sin ellas (apenas tres o cuatro copias llegaban a mi quiosco). De eso se trata, ¿no? Devoraba las revistas en una tarde, recuerdo que tenía incrustados en mi memoria artículos enteros, fotos, entrevistas y declaraciones de todo aquello que me gustaba. Y si tu ídolo a pequeña escala te menciona, todo dentro de ese trance juvenil, a Nitzer Ebb (era Dave Gahan, entrevista promocional previa al lanzamiento de Violator, año 91 RDL ¿Patricia Godés?) en parte por que le gustaba y por otra parte por mero corporativismo danielmilleriano (los dos estaban en Mute) pues acabas mordiendo el anzuelo. Compré That Total Age a los 16 años (internet no existía masivamente, no está de más saberlo). Me impresionó y me abrió la mente por completo. Ese es el primer disco de dance-music que obtuve (junto al Máquina Total, sí): rápidamente cayeron otros, obviaré los malos si me lo permiten. Front By Front de Front 242 fue el siguiente, feria de segunda mano en un pub del barrio, junto al primer maxi de Orbital y uno de Klangwerk (bendita memoria). Front By Front en mi humilde opinión es el gran disco de los belgas y la obra referencial de la EBM de final de década. Junto al tercer y cuarto de DAF son mis tres obras favoritas de esta pequeña parte de la música electrónica. Las canciones son buenas, las bases rozan la perfección, conjución casi perfecta de imaginería, actidud y sonido/resultados. No hay todavía sentido del ridículo ni autocrítica. Por el vinilo no pagué ni 2000 pesetas.
"FBF" fue el álbum que proyectó a Front 242 hacia ese lugar al que luego se (mal) acostumbraron, alcanzando en poco tiempo estatus de estrellas. Un disco sencillamente perfecto, no me malinterpreten: esto ni es el Pet Sounds ni el Computerworld. El único del que sigo presumiendo de toda la morralla que adquirí durante esos años, aunque me quité de encima una gran mayoría de esos discos en algún momento que seguían interesando a alguien: coloqué 70 en una tienda de mi pueblo. ¡Tenía una cubeta entera a mi nombre! Creo recordar que no vendí ni el 50%, pero al final aceptaron un trato propuesto de emergencia (necesitaba reinvertir ese dinero en otros cd's) y me compraron el resto a un precio menor del estipulado en el primer acercamiento.
Enseguida me agencié el catálogo completo de los belgas. Los primeros trabajos (techno-pop frío, ramalazos industriales), la parte de Wax Trax con los primeros flirteos con Al Jourgensen o Revolting Cocks -creo que años después les perjudicarían claramente- y cantidades ridículas de maxis (Never Stop, Tragedy For You, Headhunter y otros tantos). Y de ahí el riesgo sin control, salto sin paracaídas, pasión. Me hice socio de Rotor y cada semana mi paga semanal (gràcies, papi) destino a la Gran Vía madrileña. Frontline Assembly, Klinik Dive, Sonar, Cat Rapes Dog, Skinny Puppy, Insekt, DAF, Cassandra Complex, Clock DVA, KMFDM: hay algunas cosas que conservo pero deseché poco a poco casi todo. Nunca venderé, ejemplo, un disco de DAF a no ser que me pongan una pistola en la cabeza. Sigo: KK Records, PIAS, Zoth Ommog, Wax Trax, Antler Subway... Sé que muchas veces me precipitaba, no elegía adecuadamente pero el riesgo estaba implícito en el proceso de compra. Mis filtros eran Rotor, Músicas de Régimen, tiendas (Madrid y Manresa respectivamente), y las revistas especializadas, entonces no más de dos o tres. Nada más, no tenía ni un solo amigo que compartiera esa pasión y con el que poder intercambiar flujos musicales, todo era un embrujo interior mío, Isolation. Escuchaba la radio, sí, pero tampoco había cobertura alguna.
Intentaré no explicar qué diantres es la EBM (no confundir con el acrónimo médico 'EBM' de Evidence Based Medicine). Daré por hecho que los que leen este blog lo conocen, si a pesar de todo no están ustedes al día ahí va un enlace: http://es.wikipedia.org/wiki/Electronic_body_music. Artículo justísimo pero vale como pequeña toma de contacto. Si quieren saber más visiten la Wiki inglesa.
Sinceramente: para mi la EBM murió con el siguiente álbum del quinteto de Bruselas: Tiranny For You es un buen bloque de canciones, sensiblemente inferior a Front By Front pero con la suficiente fuerza e inspiración para aguantar otro asalto. Buen disco, nada más. Durante los años que van del 90 al 94 vi a F242 tres veces en vivo. La primera (La Pineda, Tarragona, ver foto inferior) fue una experiencia iniciática inolvidable. En 1994 tocaron en directo en el mítico Florida 135, montados en el podio central del club a modo de escenario (era el sitio reservado para las go-gós o en su defecto solía haber un Seat 600 pintado de colores) y con la masa enloquecida rodeándoles por los cuatro costados del escenario. Físicamente extenuante, como siempre, musicalmente ya de capa caída (eran los tiempos de Religion).
Pero volvamos a La Pineda de 1990.
Música de baile dura y fría, con ese punto violento, agresivo y por momentos atronador. Excitante. Vestimenta paramilitar aderezada con chalecos antibalas de cuero, gafas de buceador profesional tipo Speedo a tono con la portada (ver bajo este párrafo) de Tiranny For You, pantalón oscuro estrecho y pelo corto, rapado o al cero. El público compartía afinidades estéticas lo cual llevaba a confusiones ridículas; centenares de pre-bakalas enfundados con chalecos, mascando chile en una disco a 50 metros de la playa, con 30 celsius y una humedad relativa del 90% con gafas de nadador profesional empañadas, gritando una suerte de Jú-jás a lo Chimo Bayo. Mezcla de euforia y fuerza, de control tenso y mandíbula rígida: el consumo de Katovit y otras pseudoanfetaminas u efedrinas estaba más extendido de lo que cualquiera de las madres de esos chicos imaginaba. Personalmente fue una experiencia increíble. El concierto me impresionó, el entorno más. Muy sincero en el fondo y en la forma y sorprendentemente bueno en lo comunicativo, la conexión era total entre los comulgantes y el predicador. Creo que la destrucción de la escena pre y post EBM fue en parte un desencadenante del fenómeno bakala malote y de cantaditas, una relectura confundida, desprovista de base sólida y falta de interés de ese primer "golpe de calor".
Front 242 en directo, 1989. Angustia y mala leche.
Front By Front, 1988 |
Tiranny For You, 1991 |
You've Got To Know That is Fun To be Had: resaca e indigestión.
A partir de ahí el descenso a la vulgaridad, la decepción: el sonido plano y tosco, rediseño de directrices equivocado, barato traje de luces e industrialización fashion. La mediocridad tomó los mandos de todo lo que salía de aquí, de allí y de allá. Entraron guitarras (influenciaba claramente The Prodidy y su rave-techno descontrolado) y todo se puso feo. Poco a poco perdí el interés para a los dos años renegar por completo de casi todo lo que amaba locamente en el año 90. Fue tal el giro que la escena EBM desapareció a pesar de esfuerzos infructuosos de bandas dudosísimas (VNV Nation, Funker Vogt y cosas mucho peores) por mantener la tensión. No sirvió de nada. En el recuerdo también un concierto del que puedo presumir: Nitzer Ebb y Cassandra Complex me obligaron a comerle la cabeza a mi padre para que me acercara en coche a Barcelona. A mi solito, él me esperaba en el coche durante esas dos horas. Recuerden que era menor de edad. Nitzer Ebb eran ingleses y estaban siempre cabreados. Let Your Body Learn o Murderous eran sus cumbres: violencia rítmica -a diferencia de Front 242 ellos sí se empapaban de Alemania- y actitud punk (casi veinte años después mi favorita es Warsaw Ghetto). Yo era un chaval y mi contacto con la música en directo se reducía a cuatro tonterías en la plaza mayor de mi pueblo, hablando claro: era un pardillín. De la Orquesta Maravella a la física aplastante del 4/4 y techno de pogo. Douglas McCarthy y Bon Harris sacaron otro disco aceptable después de That Total Age.
Cassandra Complex no tenían nada de lo que les sobraba a los otros: vestían como hippies, cantaban mal y su show era poca cosa. Pertenecían a otra escena y les habían invitado a telonear, pero tuvo su gracia. Espectacular experiencia para un adolescente, se lo aseguro. Cuando volví a ver a mi padre estaba semideshidratado y en un estado catártico. La hora y poco de vuelta a casa en coche fue una pesadilla maravillosa.
Look Back in Anger. Influencias y deudas.
Cuando descubrí que no iba a sorprenderme ya nada tuve que echar la vista atrás: ahí viene la otra parte fundamental, los pioneros y las influencias que por edad me había saltado, la calma, escuchar mejor y no confundir ya todo con la pista y el ritmo más fácil. Me empapé rápidamente de muchas cosas, discos que entraron en poco tiempo en mi vida y que por desgracia me causaron problemas en casa. Demasiado "fuerte" para un chico menor de edad. Tenía que escucharlo todo a volumen ínfimo o estando solo en casa. Padre y madre entraban en la habitación y me soplaban aquello de "escuchas la música del diablo, no sé de qué vientre has salido".
Las influencias de esos músicos hablaban bien tanto del techno-pop de Chris & Cosey, del techno industrial de Throbbing Gristle o Neon Judgement, como del hard-beat de Liaisons Dangereuses y los ritmos martilleantes de Cabaret Voltaire, Test Dept, Weathermen o Klinik. Me gustaba casi todo. Algunas cosas me siguen volviendo loco.
Una gran parte del bucket de influencias prodecía del centro de Europa y tenía como mayor estanque de recursos la música industrial. No hay que olvidarse tampoco de Esplendor Geométrico, nuestra avanzadilla particular, la némesis del hedonismo de La Movida.
Del posterior revival (DJ Hell y sus Gigolos, Miss Kittin, Disko B, Blackstrobe, etc) también llamado electroclash, no voy a decir nada malo (ni bueno). Supongo que todos conocen esa parte de la historia y cada uno tiene su opinión. Queda pendiente para otro día.
Si quieren acercarse al fascinante universo que rodea a todo esto aquí les dejo unas humildes recomendaciones. Gracias por su tiempo.
La conexión entre Front 242 y el New Beat.
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